La realeza británica queda al descubierto gracias a hechos pocos conocidos de la princesa Ana

William y Kate Middleton, Harry y Meghan Markle, siempre han acaparado las miradas. Mientras tanto, la princesa Ana ha estado en segundo plano. Pero, ahora que la monarca ha muerto, la atención se ha centrado en ella. Con una vida no menos dramática que la de sus sobrinos y su fuerte personalidad, ha demostrado que es una de las royal más fuertes de la familia.  

Princesa Ana Elizabeth Alice Louise

El 15 de agosto de 1950 nació la segunda y única hija de Felipe e Isabel. Como era de esperar, tal evento llenó de alegría a toda la nación. Por lo que, fue recibida con una ceremonia honorable, donde no pudo faltar un saludo de 21 cañonazos. Con el tiempo ella ha demostrado ser digna de ese honor. 

Su madre, la princesa

En sus primeros años de vida, su madre aún tenía la corona. Sin embargo, con el tiempo llegaron las responsabilidades reales y Ana tuvo que acostumbrarse a que sus padres no estuvieran cerca. Desde ahí, la pequeña dejó ver su carácter, pues entendió y respetó las obligaciones que tenían con todo el país. 

Vínculo madre-hija

No obstante, esto no impidió que entre madre e hija naciera un fuerte vínculo de amor. De hecho, fuentes cercanas admitieron que la Reina era tan amorosa y cariñosa como cualquier otra madre. Incluso compartían una pasión: la equitación, un hobby que las mantuvo unidas incluso cuando Ana llegó a la adolescencia. 

Un regalo especial de su madre

Era tan importante para ambas, que para celebrar los 13 años de la jovencita llegó un regalo inesperado. La reina Isabel II le dio a Doublet, su propio caballo de pura sangre. La agasajada quedó sin aliento y como era de esperar la sincronía que logró con el animal era sorprendente. Entonces, los jinetes no dudaban en alabar los grandes movimientos que realizaban juntos.