Un héroe inesperado ayudó a recuperar la Copa del Mundo robada

En 1966, se llevó a cabo por primera vez en Inglaterra la Copa Mundial de Fútbol. Pero ese evento histórico estuvo marcado por un hecho escandaloso. Mientras la fanaticada inglesa festejaba tener en su país a los 16 equipos que intentarían coronarse campeones del mundo, ocurrió algo inesperado. Antes de iniciar el primer partido, fue robado el preciado trofeo que se disputarían los jugadores.

Antecedentes

Hasta 1970, los ganadores recibían el Trofeo Jules Rimet, nombrado así en honor al antiguo presidente de la FIFA y creador de la primera Copa del Mundo en 1930. Pero, debido a que ese año Brasil se coronó como campeón por tercera vez, lo adquirió como permanente. Eso obligó a crear uno nuevo para reemplazarlo.

Primera Copa

El primero, fue diseñado por el francés Abel Lafleour. El artista se inspiró en una escultura griega antigua que representaba a la diosa de la victoria, conocida como Nike. La imagen, de 12 pulgadas y media, sostenía una copa sobre su cabeza y estaba hecha de plata esterlina con baño de oro. Además, se encontraba sobre una base de lapislázuli, una especie de gema semipreciosa muy apreciada. En total, pesaba poco más de 8 libras.

Valor real

El trofeo no solamente es valioso por el oro y los demás materiales con los que fue elaborado, sino por su significado en la historia del fútbol. Hasta 1966, se había disputado en siete países: Uruguay, Italia, Francia, Brasil, Suiza, Suecia y Chile. Y, para esa misma fecha, lo habían ganado en dos oportunidades Uruguay, Italia y Brasil, mientras que Alemania Occidental una vez. Eso significa que ha recorrido buena parte del mundo.

A buen resguardo

En 1938, un año antes de la Segunda Guerra Mundial, Italia se convirtió en bicampeón. La siguiente edición debía realizarse entre 1942 y 1946. Sin embargo, no fue posible debido al conflicto bélico. Para proteger la Copa que se encontraba aún en el país, el vicepresidente de la FIFA, Otorrino Barassi, la escondió en una caja de zapatos que colocó debajo de su cama. Allí, se mantuvo a salvo hasta finalizada la guerra.